miércoles, 13 de junio de 2012

Frente dormida


Parada, hombros relajados, postura encorvada
mirada ausente, fallecida, pensante, paciente
aislada, con la soledad entre las piernas
aquellos pies se ven tan sanos, sin una rasgadura, sin un mal paso
¿está perdida?
Así parece, pero no procura encontrarse..
¿y con quién se encontraría?
sí quizás en sí misma, tiene más que alegrías,
pero parece dormida, flotante, divangante en sus pensamientos
incluso sus manos, parecen, acariciar el momento. 
esconde su cuerpo, insegura, un cuerpo que luce tan sano
no ha conocido la vida, ni el ardor de lo mundano
sus mejillas son rozadas por el alma del ambiente
sus labios, nacientes, se tocan en el calor
que solo el sol puede otorgarle, a un cuerpo sin vestido
si nada que oculte sus evidencias, sus errores, sus aciertos
un cuerpo casi indefenso, y a la vez tan taciturno.
¿que haces allí mujer?
no dejé de preguntarme
parada, en esa postura, tan cerca del horizonte
tan cerca de lo lejano, de lo quizás intocable
sabiendo que te es ajeno.
no pierdas tus días niña, queriendo tocarle
no será tuyo, no es de nadie
ni lo será ningún día
¿será que espera a alguien?
pero no pude preguntarle
sus pensamientos sonaban a la par en mis oídos
y fuimos una, las dos, y el horizonte se ha ido
solo un espejo ha quedado, donde miro mi abismo
parada, encorvada, mirando atrás hacia el olvido

Me revelas, te revelo


Que tiernas son tus insinuaciones, divagando entre tus ojos y tus palabras
agonizantes revelaciones de tus ansias, de tus ganas
intentas esconder lo que es obvio, pero no puedes; cómo te gana…
tratas de parecer indiferente, como si no fueran infinitos mis reflejos en tu mente
casi puedo verme a través de tus ojos, haciendo danzas que aún no conozco, irrevelables
y veo como tus manos intentan zafarse de las cuerdas invisibles de mi abstención.
y yo solo quiero que sufras un poco más...
que bailes entre tus propios pensamientos
yo solo quiero que esperes un poco más
para que tus impulsos vengan todos desde dentro
y que tus manos se hagan piedra soportando la tensión del cuerpo
ay pequeño… ¡cómo te quiero!
amo tus ojos buscando en mí una pista
que yo se como esconder
aunque por dentro esté tan loca como tú.