de este cuerpo tan frío
del que no come ni duerme por vivir del vacío
vacío de luces
de ansias
de figuras poéticas
¿qué es el ser humano sin arte?
¿es ser humano acaso?
voy a exprimir mis latidos a ver si huelen a sangre
a ver si soy tan de piedra como tú me sientes
llena de tantas miserias
de triste materia sin mucho sentido
voy a sentirte en mis piernas a ver si agita la sangre
a ver si guardo algún nervio
algún poro
algo de piel que se someta al sentir
de vivir
y de ser
que sea tu aliento mi vida
poeta
y viviré de tu abrazo
sentada en tu regazo
hasta oler a sangre, sentir la sangre, vibrar la sangre
que palpita, ardiente se alborota
y da sentido
nuevamente
a la piedra de Darío
que morirá finalmente.. (?)
si es que se muere sin vida
sin sentirla realmente.
"Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque esa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror...
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombre y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos,
y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
¡y no saber a donde vamos,
ni de donde venimos!..."
Ruben Darío
Unos que quieren vivir y sentir, otros que no.. supongo que viene con la edad.
Esta muy bien el blog, no lo conocía hasta ahora, me pasaré más a menudo a leerlo. Aprovecho para felicitarte el 2012, un saludo!!
ResponderEliminarIgual para ti, un abrazo y muchas gracias
ResponderEliminarNo había leído a Rubén Darío, bonito poema. Tampoco había pasado recientemente por acá jajaja. Bueno espero tus posts bye cyberchica.
ResponderEliminarEl remoto rey de los pájaros, el Simurg, deja caer en el centro de la China
una pluma espléndida; los pájaros resuelven buscarlo, hartos de su antigua anarquía. Saben que el nombre de su rey quiere
decir treinta pájaros; saben que su alcázar está en el Kaf, la montaña circular que rodea la tierra. Acometen la casi infinita aventura; superan siete valles, o mares; el nombre del penúltimo es «Vértigo»; el último se llama «Aniquilación». Muchos peregrinos desertan; otros perecen. Treinta, purificados por los trabajos, pisan la montaña del Simurg. Lo contemplan al fin: perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos.
citado por Jorge Luís Borges, Ficciones.
escribes hermoso
ResponderEliminarGracias! se hace lo que se puede.. saludos
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